En uno de los palacetes del río (Paseo de Francia 11 – ver mapa) está la sede donostiarra del Colegio de Arquitectos Vasco Navarro (COAVN), que cuenta con su propia biblioteca especializada.
Aunque para poder alquilar libros hace falta ser arquitecto colegiado (unas 1.200 personas en Gipuzkoa) o estudiante de Arquitectura, cualquiera puede acercarse a echar un vistazo a los fondos de la biblioteca: publicaciones propias, revistas nacionales y extranjeras, normativa, libros de arte, manuales sobre temas técnicos, obras sobre temas específicos, como la arquitectura sostenible…
Marije (la bibliotecaria que ha tomado el relevo a Elo, ahora jubilada) explica que esta biblioteca existe desde 1977, aunque inicialmente estuvo ubicada en la anterior sede del COAVN, en la calle Sancho el Sabio. «Antes solían venir a mirar los libros más arquitectos, ahora hay otras bibliotecas especializadas y además el catálogo está subido en la web, y todos los meses les informamos por email de las novedades», dice.
La biblioteca está inmersa en algunos proyectos de modernización, como la digitalización de una serie de conferencias que se celebraron en el Colegio en los años 70 (las llamadas «Semanas de Arquitectura»).
Pronto se podrá acceder en la web del COAVN a estas charlas, sobre temas como la arquitectura de posguerra y el racionalismo, que pronunciaron entre otros Luis Peña Ganchegui y Oriol Bohigas, y también arquitectos extranjeros como Aldo Rossi o Giorgio Grassi.
bookhunterblog cazó estas publicaciones sobre arquitectura:
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Milesker bookhunterblog por mostrarnos lo que se esconde en la biblioteca del COAVN. Se esconde, digo, porque con el horario que tienen es totalmente inaccesible. De momento, habrá que conformarse con saber que los arquitectos colegiados tenemos muchos libros interesantes… por leer.
(… con lo feliz que sería yo leyendo arquitectura toda una mañana entera… snif, snif)
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Sí, es verdad que las bibliotecas podrían fomentar su uso con horarios más razonables (por ejemplo, el KM cierra el sábado por la tarde). Aunque lo de dedicar toda la mañana a leer, me imagino que sólo se lo puede permitir la aristocracia…
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