Esta Semana Santa, bookhunterblog ha tenido la suerte de conocer la ciudad de Lisboa. Este post es un pequeño popurrí de todos los recuerdos del viaje que tienen que ver con la literatura y con los libros.
Una gaviota en el elevador de Santa Justa.
Pocas ciudades están tan estrechamente unidas a una figura literaria como Lisboa a Fernando Pessoa (1888-1935). Poeta, crítico, traductor, editor y filósofo, Pessoa también fue (con la misma intensidad) paseante y frecuentador de cafés. Entre los preferidos por los jóvenes bohemios de 1910 estaba A Brasileira, situado en el extremo del Largo do Chiado (Rua Garrett, 120 – ver mapa).
Estatua de Fernando Pessoa en la terraza de A Brasileira.
Pessoa sigue observando el encuentro de muchos lisboetas que se dan cita en A Brasileira, y posa sin inmutarse para las fotos de los turistas. Sin embargo, las guías más detalladas señalan que el café en el que Pessoa tenía su «oficina» es el antiquísimo Martinho da Arcada, en una esquina de la Praça do Comercio (ver mapa). Esta plaza que se abre al río Tajo invita a soñar con el mar y con destinos exóticos.
Muelle de las columnas en la Praça do Comércio.
Pero Lisboa no son sólo los barrios céntricos, y merece la pena coger el tranvía 28 o subir algunas cuestas para sumergirse en Alfama, la zona más antigua, superviviente tras el terremoto de 1755. En las fachadas (muchas cubiertas con azulejos) sigue habiendo tenderetes repletos de ropa puesta a secar.
Cada martes y cada sábado los vecinos de Alfama se juntan en el Campo Santa Clara (ver mapa) para la llamada Feria da Ladra, el «Mercado de los ladrones».
Puesto con libros de segunda mano en el Mercado da Ladra de Alfama.
Los turistas ya han empezado a descubrir el Ladra, pero el mercadillo mantiene su esencia popular. Espejos, frascos de botica, azulejos (quizás arrancados de casas abandonadas), juguetes de hojalata, tazas de porcelana… Se puede comprar casi de todo, incluyendo libros de segunda mano, aunque difícilmente se encontrará alguno que no esté en portugués. Lo que no impide pasar un buen rato curioseando.
Bandeja con pasteles en la Confeitaria Nacional.
Cuando se empieza a tener hambre después de subir y bajar tantas cuestas, hay que hacer una pausa y buscar una pastelaria en la que probar alguna especialidad local. Por ejemplo, pastéis de nata (los más famosos se producen en Belém y sí, lo ideal es tomarlos templados y con canela), bolas de Berlim (bombas rellenas de crema, que en verano se venden en la playa), o palmieras con cobertura de huevo y azúcar.
Librería de la tienda de productos típicos y tradicionales A Vida Portuguesa.
Una pena que los pastéis sólo duren un momento en el paladar y sean difíciles de llevar a casa… Afortunadamente, hay una forma de traérselos de recuerdo. En varias librerías y tiendas de souvenirs, entre ellas la recomendable A Vida Portuguesa (rua Anchieta, 11 – ver mapa), está disponible el libro Fabrico Próprio, dedicado «al diseño de la pastelería semi-industrial portuguesa». En la página web del proyecto también se puede consultar su original «enciclopedia» de bolos.
Azulejos en la fachada de la librería Bertrand.
Muy cerca de A Vida Portuguesa y a pocos pasos de la estatua de Pessoa está la librería Bertrand (rua Garrett, 73 – ver mapa). Instalada en esta ubicación desde 1773 es (según certifica el libro Guinness), la más antigua del mundo. Con muchas reformas y ya integrada en una gran cadena (ha sido comprada por el grupo Planeta) no es una librería espectacular, pero sí agradable. Hay algunos libros en inglés y en castellano.
Interior de la librería Bertrand, posiblemente la más antigua del mundo.
Y bookhunterblog se encontró con una pequeña sorpresa: la guía de Lisboa («Lo que el turista debe ver») basada en anotaciones realizadas por Fernando Pessoa, en inglés, en torno a 1925. Una buena forma de cerrar este viaje circular a Lisboa, y de empezar a pensar en una nueva visita. Lisbon revisited.
![]() |
![]() |
![]() |
Me ha encantado el artículo. Qué bien está descrito cada momento y rincón de una ciudad tan llena de lugares especiales!
Me gustaMe gusta
Ya lo creo. Lisboa merece una (re)visita de tanto en tanto. Igual que las páginas de los libros de Pessoa. Igual que tu blog, Amaia. Mila esker hartzen duzun lanagatik!
Me gustaMe gusta
Una buena descripción de unos días por Lisboa.
Ah! Y muy bueno el dulce de naranja.
Me gustaMe gusta
Gracias Lidia, Leire y Fernando por vuestros comentarios. Leire, asko eskertzen dira gomendioak!! Ikusten duzunez, jarraitu genituen 😉 Lidia, para cuándo la receta de los pastéis de Belém? O una cata? Fernando, me alegro de que te guste el post!!
Me gustaMe gusta
Tu relato me ha traído muy buenos recuerdos de un viaje que hice a Lisboa y del que me quedó muy buen sabor de boca… Un placer, recordarlo con tus descripción! Gracias
Me gustaMe gusta
Muchas gracias a ti!! Me alegro de que el post te haya gustado. La verdad es que me quedo con ganas de visitas algunos sitios más (la casa-museo de Pessoa, la Fábrica Braço de Prata…), creo que habrá un próximo viaje a Lisboa y una continuación del post 🙂
Me gustaMe gusta
Pingback: Desde Lisboa: Ler Devagar | bookhunterblog
Pingback: Poeta baten bidaiak: Mikel Lasaren kaierak Ganbaran | bookhunterblog