Taipei, Tao Lin

bookhunterblog comenta 05Enfant terrible de las letras norteamericanas. Portavoz de la generación hispster, como otros lo fueron de la beat. Digno sucesor de Breat Easton Ellis. Heredero de David Foster Wallace. Escritor 2.0. Producto de una industria editorial voraz. Bluff.
Es difícil enfrentarse a la última novela de Tao Lin (Alexandria, VA, EE.UU., 1983), Taipei, sin expectativas previas creadas por las críticas (y por los comentarios a las críticas) que circulan en Internet: algunas escritas desde el respeto y la admiración, otras desde el desprecio y el enfado. No hay término medio con Tao Lin.
Buscando una mayor objetividad (si es que tal cosa existe) en mi aproximación, decidí leer (mientras esperaba a que mi copia en inglés de Taipei llegase por correo) el material de Lin que encontrara en la biblioteca, esto es, la “nouvelle” Robar en American Apparel (2009) y la novela Richard Yates (2010). Pasados ya un par de meses desde su lectura, no recuerdo en detalle la trama (protagonizada en ambos casos por un joven y solitario escritor, en un ejemplo bastante claro de autoficción), pero sí su estilo, minimalista y anodino, y la sensación de vacío y de desorientación que genera.
Taipei va en la misma línea, aunque quizás vaya más lejos. Nuevamente Tao Lin escoge como protagonista a un escritor de veintitantos, Paul, de origen taiwanés pero residente en Nueva York, que escribe en una biblioteca (normalmente de noche), asiste a fiestas y toma pastillas (cada vez en dosis mayores), se embarca en una gira promocional por todo el país y conoce a una chica, Erin, con la que termina casándose y se dedica a grabar vídeos pseudo-documentales mientras consumen drogas, utilizando el omnipresente MacBook.
El estilo de Taipei vuelve a ser minimalista, con un narrador al que no le interesa describir en detalle el entorno ni los personajes, ni siquiera los hechos que acontecen, y vuelve a ser anodino en la elección del lenguaje, que resulta plano y vago (Paul va a la biblioteca a trabajar “en cosas”, reacciona poniendo “cara neutral”, sale de un bar junto con “cuatro o seis personas”). Al mismo tiempo, hay cierta pedantería en la utilización repetida de expresiones latinas innecesarias (“non sequitur” es una de las más socorridas) y de palabras caídas en desuso, como “vicariously” o “tepid”. Lejos de buscar el término perfecto para cada realidad, el escritor parece recrearse desplegando su enorme bagaje léxico.
Otras características del texto de Tao Lin que me llevan a comprender a los lectores y críticos que no dejan de publicar comentarios airados podrían ser el empeño por incluir todo tipo de acciones que no hacen avanzar la trama (¿cuántas veces se compran productos de alimentación en este libro?, ¿es necesario saber que los personajes se secan el pelo después de ducharse?) o su decisión de mencionar marcas comerciales (Apple, Whole Foods, Starbucks…) como si le pagasen por ello. Tampoco entiendo el afán del autor por transcribir de manera textual conversaciones carentes de contenido dramático.
Conforme avanza la historia, el consumo de drogas (entre otras, Adderrall, Klonopin, MDMA, LSD, éxtasis, Percotec, Xanax) adquiere mayor importancia, hasta el punto de que es rara la página en la que no se informa al lector de la cantidad ingerida, los efectos esperados, la experiencia real. Lejos de ser un ejercicio rompedor, pronto se vuelve un tema repetitivo, tedioso. Lin no presenta las drogas como un “problema” (quizás sólo lo sean para la madre del protagonista), o como una potencial fuente de conflicto, sino como una rutina de los personajes (no tan distinta de hacer la compra, o de secarse el pelo).
Anodino, plano, vago, pedante, repetitivo, tedioso. Releo mis propias impresiones de Taipei y, sin embargo, me siento incapaz de hacer una crítica del todo negativa. Taipei se puede considerar, en cierta forma, una novela exitosa. A ratos dan ganas de arrojar el libro, y eso ya es algo. Contiene algunas reflexiones interesantes sobre cómo funciona la comunicación, y sobre la memoria. Al terminar Taipei compartimos la soledad de Paul, su falta de dirección y su vacío.
¿Leeré las próximas obras de Tao Lin? Creo que no. ¿Me arrepiento de haber leído Taipei? No. ¿Se seguirá leyendo a Tao Lin dentro de veinte años? No lo sé.

taipei

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6 respuestas a Taipei, Tao Lin

  1. Ion Lizaso dijo:

    Bookhunter!

    Lo de la Coke en la foto es un rollo Tao Lin tuyo o has cogido así la foto?

    Eskuminak,

    Ion Lizaso Prosumerlab

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    • Ion Lizaso Prosumerlab: Lo de la Coke en la foto es un rollo mío, claro, nunca cojo fotos de otras fuentes sin mencionar su autoría. Me pareció que una lata en la que se ve la marca tan claramente encaja bien con Taipei, y además recuerdo que en otro de los libros de Tao Lin (creo que Richard Yates) el protagonista está obsesionado con tomar cafeína para estar más horas despierto. Ondo pasa uda (eta Nabokov irakurri)!!

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  2. josepmengu dijo:

    No parece muy de fiar esto del «Aspergen style». Da la sensación de refrito de cosas ya conocidas con poca aportación propia. La única duda que comparto es si como documento sociológico quedará algo (me parece el caso de Breat Easton Ellis, que confieso que me interesa más bien poco).

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    • A mí más que la sensación de estar leyendo un refrito, me molestaba la sensación de estar leyendo algo escrito de manera perezosa… Quiero creer que hay otros libros que también reflejan «nuestro tiempo», «nuestra generación» y se leen más a gusto.

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  3. Rubén dijo:

    Hola, estoy buscando novelistas que escriban sobre la tecnología de nuestros días (redes sociales, etc.). Me pregunto si Tao Lin es uno de ellos, me lo recomendarías en este sentido? Y una segunda pregunta sobre el mismo tema: conoces autores ‘tecnológicos’? Gracias!!!

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    • No sé si se puede decir que Tao Lin escriba «sobre» tecnología, pero sí que esta (chats, email, redes…) tiene una presencia importante en muchas de sus obras. Es el caso de Taipei y, aún más, de Richard Yates, donde gran parte de la comunicación entre los protagonistas se realiza vía Internet.

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