En la próxima sesión de las tertulias de la biblioteca de Hernani viajaremos de Francia a Japón para hablar sobre Hay quien prefiere las ortigas, del escritor Junichiro Tanizaki (Tokio, 1886 – Yugawara, 1965).
Tanizaki está considerado uno de los máximos exponentes de la literatura japonesa moderna, junto con nombres como Ōgai Mori, Natsume Sōseki y Yukio Mishima. Nacido en el seno de una acomodada familia de comerciantes, Tanizaki estudió en la Universidad Imperial de Tokio. Su carrera literaria comenzó en 1910 con Shisei, El tatuador, una obra que escandalizó por su erotismo. Le siguieron otras como Naomi o Arenas movedizas, que el curso pasado comentamos en la tertulia de Donostia. Tanizaki se casó en 1915 y tuvo una hija pero fue un matrimonio infeliz, marcado por la infidelidad, tema que recrea en muchas de sus obras, como es el caso de Hay quien prefiere las ortigas (1928), una de sus novelas más reconocidas.
Junichiro Tanizaki
Otra de las principales preocupaciones en su obra es el choque, muy presente en la sociedad japonesa del siglo XX, entre la cultura tradicional y la influencia occidental. De hecho, la obra más leída de Tanizaki es un breve ensayo, Elogio de la sombra, publicado en 1933. En apenas 60 páginas, Tanizaki plantea su credo estético. El título hace referencia a la que es, según el autor, una de las características más importantes de la cultura oriental: su predilección por la sombra, los matices, la imperfección; frente a la búsqueda occidental de luz, claridad, precisión. Elogio de la sombra es admirado y citado por artistas, escritores, arquitectos…
En Hay quien prefiere las ortigas también hay muchas muestras de la gran sensibilidad estética de su autor. En unas pocas escenas, Tanizaki nos plantea la historia de una pareja, la de Kaname y Misako, que está a punto de divorciarse. La relación entre ambos es de indiferencia y Misako tiene un amante pero, entre otros motivos, las convenciones sociales y la preocupación por su hijo Hiroshi les impiden tomar una decisión. Takanatsu, primo de Kaname, interviene para ayudarles, y finalmente también lo hará el padre de Misako, que parece más preocupado por el teatro, las visitas a los templos y la educación su geisha O-hisa.
-
Hay quien prefiere las ortigas se ha interpretado mayoritariamente como una reflexión en torno al choque cultural entre Oriente y Occidente, entre lo local y lo foráneo. Si estás de acuerdo, ¿en qué elementos o situaciones lo percibes?
-
Sin embargo, la novela no plantea una visión unitaria de Japón, su cultura y sus tradiciones. Más bien al contrario, incide en las diferencias entre la ciudad y el campo y entre Tokio, Osaka o Kioto. ¿Qué rasgos distintivos has detectado?
-
Aunque el elenco de personajes es reducido (Misako y Kaname, el amante Aso, el primo Takanatsu, el padre de Misako y su geisha O-hisa, Louise) las relaciones entre ellos son de una gran complejidad. ¿Cómo las definirías, en cada caso?
-
La decisión de los protagonistas está marcada por la época y la sociedad en que viven, donde las mujeres divorciadas eran prácticamente repudiadas. A pesar de todo, ¿crees que hay aspectos universales en la situación de la pareja protagonista?
-
Es innevitable establecer paralelismos entre la pareja protagonista y la que forman el padre de Misako y O-hisa. En una conversación entre Takanatsu y Kaname también se habla de los distintos tipos de mujer existentes. ¿Qué piensas de ello?
-
El final de la novela queda abierto. ¿Cuál es tu interpretación, qué crees que va a suceder? ¿Te ha resultado sorprendente? ¿O quizás habías percibido algún indicio de que los acontecimientos podrían ir en esta dirección? ¿Cuál?
-
El título original era un refrán con una idea similar a «para gustos los colores», Hay quien prefiere las ortigas viene de la primera traducción al inglés. ¿Qué piensas de este título? ¿De qué forma resume para ti (o no) el contenido del libro?
Pingback: Leyendo La llave | bookhunterblog