Mañana martes, en la tertulia en castellano de la biblioteca central de Donostia charlaremos sobre Los restos del día, una novela de Kazuo Ishiguro, escritor británico de origen japonés galardonado con el Premio Nobel de Literatura 2017.
Kazuo Ishiguro nació en Nagasaki, Japón, en 1954, pero en 1960 la familia se trasladó a Surrey, Inglaterra, donde su padre había obtenido un puesto como investigador en el Instituto Nacional de Oceanografía. El escritor no volvió a Japón hasta pasados 30 años, aunque según afirma fue construyendo una imagen mental muy detallada de su país de origen. Después de pasar un año viajando por Estados Unidos y Canadá, se graduó en Inglés y Filosofía por la Universidad de Kent en 1978 y obtuvo un máster en escritura creativa por la Universidad de East Anglia en 1980. Su carrera literaria comenzó con dos novelas (Pálida luz en las colinas, 1982 y Un artista del mundo flotante, 1986) ambientada en Japón. Con su tercera novela, Los restos del día (1989), obtuvo el premio Man Booker. Entre sus títulos posteriores destacan Cuando fuimos huérfanos (2000), Nunca me abandones (2005) o la colección de relatos Nocturnos (2010).
Kazuo Ishiguro
Las obras de Ishiguro están ambientadas en los dos países y culturas que mejor conoce, Japón e Inglaterra. En varias ocasiones las ha situado en la época de Segunda Guerra Mundial o el periodo de entreguerras, ya que le interesa el conflicto de valores e ideas que plantea. Narradas casi siempre en primera persona, permiten al lector observar el carácter (incluyendo los defectos) de sus protagonistas. La Academia Sueca declaró que «en novelas de gran fuerza emocional, ha descubierto el abismo bajo nuestro sentido ilusorio de conexión con el mundo». Además de la literatura, Ishiguro también ha cultivado la composición musical.
En Los restos del día asistimos al viaje que emprende un mayordomo, míster Stevens, decidido a sondear a una antigua ama de llaves, la señorita Kenton, para saber si estaría dispuesta a retomar el trabajo. Poco a poco vamos conociendo mejor la relación entre ambos personajes, así como la identidad del señor al que Stevens sirvió durante más de 30 años, lord Darlington, un noble inglés con inclinaciones proalemanas en vísperas de la Segunda Guerra Mundial.
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Los restos del día está narrada en primera persona: la voz del narrador coincide con la del protagonista, el mayordomo Stevens. ¿Te resulta un narrador parcial? ¿Cómo describirías su personalidad y su forma de actuar a lo largo de la novela?
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La historia transcurre en dos momentos: el presente, esto es, el verano de 1956; y los recuerdos de Stevens, hacia los años 30. Podemos decir que entre ambos se ha producido un cambio de época. ¿En qué aprecias esta transformación?
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Stevens reflexiona sobre el concepto de «dignidad», muy unido a su visión de la profesión, y por lo tanto del servicio. En varios momentos, contrasta estas ideas con otros personajes. ¿A qué conclusiones llega él, y a cuáles has llegado tú?
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La relación entre el protagonista y la señora Benn / señorita Kenton es otra de las principales líneas argumentales. Aunque podemos intuir que hay un trasfondo romántico, es una historia alejada de los tópicos. ¿Cómo la describirías?
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El título, Los restos del día, aparece mencionado en las últimas páginas de la novela, cuando Stevens está dando por terminado su viaje. ¿Cómo resumirías lo que ocurre al final de la historia? Como lector, ¿te ha resultado un cierre satisfactorio?