
En un viaje reciente a Asturias, bookhunterblog tuvo ocasión de visitar Oviedo. Allí, en el epicentro del casco histórico, frente a la catedral, una escultura recuerda a la protagonista de La Regenta, la novela de Leopoldo Alas Clarín. Pero ¿cuál fue realmente el impacto de este libro en la sociedad ovetense? bookhunterblog se ha propuesto hacer una pequeña investigación.
- La Regenta fue un libro muy esperado. Su autor, Leopoldo Alas Clarín, ya era conocido como crítico literario (duro) cuando salieron los dos tomos de su primera novela, entre 1884 y 1885. Debido a su contenido escandaloso, sólo pudo ser publicada en Barcelona, por la editorial Daniel Cortezo. El obispo de Oviedo escribió una pastoral en su contra.
- Clarín decidió inventar un trasunto, Vetusta, para la ciudad que conocía tan bien. Aunque nacido en Zamora, era hijo de asturianos y vivió en Oviedo desde los 11 años. Es fácil trazar el origen del topónimo ficticio: Oviedo viene del latín medieval «Urbs Vetus», que significa ‘Ciudad Vieja’; casi lo mismo que «Vetusta», ‘muy antigua, de tiempos remotos’.
- En la novela, Vetusta y sus habitantes se convierten en símbolo de la vulgaridad y la hipocresía, del provincianismo en su peor acepción. Frente a este contexto asfixiante, la protagonista (Ana Ozores) encarna la pureza y el idealismo. Ana, comparada por muchos con Emma Bovary, es una mujer joven y bella, atrapada en un matrimonio de conveniencia.
- Identificar los lugares (como la Catedral, el Casino o la Calle del Comercio) y las personas reales en que se basaban los personajes de La Regenta (y hay más de 100) se convirtió en un entretenimiento apasionante para los habitantes de Oviedo. Sin embargo, el propio Clarín defendió que los protagonistas y la historia central fueron fruto de su imaginación.
- A pesar de estar considerada como una obra maestra, La Regenta no tuvo una gran acogida. Una revista satírica la recomendó como cura para el insomnio, los periódicos liberales se mostraron fríos o indiferentes, y algunos críticos vieron indicios de plagio. El autor lamentó que sus conocidos no publicaran los elogios que le hacían llegar por carta.
- Censurada en su época, La Regenta volvió a serlo durante el franquismo. De hecho, entre la primera publicación y el año 1966 sólo tuvo 8 ediciones (incluidas las obras completas del autor). A mediados de los 60, gracias a un nuevo expediente a instancias de Editorial Planeta, se levantó la prohibición, si bien el informe denunciaba el «soez anticlericalismo» del texto.
- En los años 70 La Regenta se llevó al cine, bajo la dirección de Gonzalo Suárez, con críticas desiguales. Su centenario (1984-1985) fue celebrado con entusiasmo en el ámbito académico y reavivó el interés. En 1995 se adaptó para televisión, con una miniserie de TVE (Fernando Méndez-Leite), y en 2012 se estrenó una obra de teatro «actualizada» (Marina Bollaín).
- La ciudad de Oviedo encargó una escultura de la protagonista de La Regenta a Mauro Álvarez Fernández en 1997. En bronce y escala algo superior al natural, ocupa un lugar preeminente en la plaza Alfonso II y es una de las muchas obras con que cuenta la ciudad. Además, se organizan visitas guiadas y existe un recorrido virtual diseñado por la Universidad de Oviedo.
Podemos decir que Oviedo y sus habitantes se han reconciliado con La Regenta, la novela que los sacudió a finales del siglo XIX. Y que siempre es una buena ocasión para volver a recorrer Vetusta siguiendo los pasos de Ana Ozores, ya sea in situ o a distancia.
Vetusta, la muy noble y leal ciudad, corte en lejano siglo, hacía la digestión del cocido y de la olla podrida, y descansaba oyendo entre sueños el monótono y familiar zumbido de la campana de coro, que retumbaba allá en lo alto de la esbelta torre en la Santa Basílica. La torre de la catedral, poema romántico de piedra, delicado himno, de dulces líneas de belleza muda y perenne, era obra del siglo diez y seis, aunque antes comenzada, de estilo gótico, pero, cabe decir, moderado por un instinto de prudencia y armonía que modificaba las vulgares exageraciones de esta arquitectura.
Leopoldo Alas Clarín, La Regenta
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